Si ha paseado por el Barrio Gótico, el centro histórico de Barcelona, probablemente haya pasado por la plaza de la catedral. En esta plaza todos contemplan la fachada de la catedral o los restos de la muralla romana, pero pocos visitantes prestan atención al edificio que se encuentra al otro lado de la plaza: el Colegio de Arquitectos de Barcelona.
Construido entre 1957 y 1962, este edificio de 8 pisos sorprendió por el contraste entre su estructura moderna, por la época, y el ambiente medieval del lugar, pero lo que generó la mayor controversia fueron los tres grandes frescos que forman un friso que decora su entrada y son obras de Pablo Picasso.
Picasso se encontraba exiliado a París y no podía regresar a España debido a su oposición al régimen de Franco.
Diseñó los frescos en papel y el escultor y fotógrafo noruego Carl Nesjar se encargó de reproducirlos en las placas de cemento utilizando un chorro de arena bajo presión.
Los círculos conservadores que no tragaban a este artista, así como el arzobispo, exigieron que se detuviera el proyecto debido a su proximidad a la catedral. Pero la insistencia de Xavier Busquets, el arquitecto del edificio, permitió terminar el proyecto.
-> Lea un artículo de "el País" que relata detalles de la instalación.
-> Descubra los frescos de Picasso durante la visita guiada del Barrio Gótico